viernes, 28 de septiembre de 2012

Las edades de Lulú

El cuerpo en la novela erótica de Almudena Grandes


 Ángel Palacios



Las edades de Lulú  extrapola en torno de la fuerza más ancestral intensa y violenta de la vitalidad humana, el erotismo.
Las páginas de esta novela trascienden las fronteras de lo convencional para penetrar en el terreno del erotismo vedado, censurado, perverso y obsceno. Aquí los tabúes faltan y se hace nítido el contraste entre la realidad de una sociedad todavía regida por sus prohibiciones y la amplia liberalidad erótica expresada en la ficción.
Es una historia de amor y sexo donde se destacan con énfasis los deseos carnales de la protagonista, Lulú, como un acto rebelde contra el tradicional “hogar” arcádico de la pasividad femenina. Pero sobre todo el tratado trascendental del cuerpo físico, no ya entendido como un recipiente de contenido y por tanto un elemento accesorio de la significación, sino como un generador de significado: un signo primordial de la discursividad.
El cuerpo y sus manifestaciones análogas como el deseo, la sensualidad y la sexualidad no siempre ha podido expresarse con absoluta naturalidad e independencia dentro de la literatura, sino siempre condicionadas por la superestructura que los restringe.
Dona Luz de Juan Valera y La regenta de Clarín son dos casos donde prepondera la negación del cuerpo físico y temporal y como consecuencia de ello los impulsos del cuerpo se manifiestan de modo caótico al ser sometidos a una prohibición contranatural.
Las páginas de esta novela son un afán por oficializar ese cuerpo físico vedado con la mayor naturalidad expresiva: la experimentación erótica personal de la protagonista, la colocación como sujeto deseante y como sujeto deseado son algunos de los pasajes.
El cuerpo eros y el deseo aquí no sólo adquieren legitimidad, sino que se vuelven habituales rutinarios naturales y con esa cotidianeidad afirman su presencia incontrovertible.
La lucha conflictiva por consolidar el tema del cuerpo en la novela se ha venido gestando desde la segunda mitad del siglo XIX. Las edades de Lulú es una de las novelas que patentiza de modo trascendental que ese largo conflicto ha sido superado y la legitimidad del cuerpo ha sido alcanzada.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Dos poemas de Alejandro Mautino Guillén


Alejandro Mautino Guillén (Huarás, 1988) es profesor de Literatura Peruana y Latinoamericana y Licenciado por la Universidad Nacional Santiago Antúnez de Mayolo. Ha realizado estudios de postgrado en Literatura Peruana y Latinoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Participó como ponente en diversos certámenes académicos en el país. Ha publicado Huandoy y Huascarán. Narraciones orales clásicas de Ancash (2006), La orgía inmóvil. Antología de la poesía joven en Ancash (2009) y Breve Anatomía de la Sombra ( Primer Nacional de Poesía “Libro verde, Garza Blanca" 2011). Dirige la revista de literatura e investigación "Casa de Asterión" de la UNASAM. Su último Libro, Diálogo de los silencios (inédito) obtuvo una mención honrosa en el “Concurso Nacional de Creación Literaria José Watanabe Varas” en el  2011.


PAISAJE ELEGIDO


Fluye entre dos fantasmas
una ciencia casi inútil: el amor.
Rickson Pulhan


ELIJO UN LUGAR entre tu cuerpo
abro las puertas que se cierran
me recibe un simulacro
disimulo una batalla entre
las arenas y las aguas de tu boca
y sobre las playas
me atrevo a sumergirme
en lo profundo
ahorco mariposas
toco un relámpago en su desnudez
aturdido el silencio endurece
siembro un pálido cadáver
siembro un cuchillo
en un angosto paisaje del amor



LOS SILENCIOS
QUE REGALA LA TARDE


EL CIELO el viento
golpea canta vuelve
retorna al silencio
los árboles la sombra al grito
regresa el silencio al ruido
el viento abre la puerta golpea a la ventana
regresa el silencio
baila tiembla
el ruido estropea la tarde
gira camina
y la muerte es un milagro en las paredes
su boca es de agua y su mano me adivina las horas




domingo, 16 de septiembre de 2012

Un poema de Ángel Palacios



17


Amor mío:
vamos a morirnos  de dolor en las ropas
de no tenernos en la agenda
de no buscarnos con urgencia
de no estar
de amor
tú de dormir con el sexo frío entre las manos
vamos a morirnos  asesinados por el espejo
pedazo a pedazo huérfanos de ambos
vamos a morirnos de papel de soledad de asfalto
de no poder auxiliarnos entre los calendarios
de color en color
de avenida en avenida
colgados en los días
vamos a caernos de algún número
de algún minuto
de alguna luz para siempre
vamos a morirnos en esta calle donde te quiero
en este café donde te estás enfriando
a cada ventana que existe
a cada posibilidad que no conozco de evitarte la ausencia
vamos a morirnos en los extramuros
con los besos congelados
vamos a morirnos del cansancio de amarnos
desordenadamente
entre las torres que hemos creado
sin conocernos