“Los jóvenes escritores que,
hablando de un colega, dicen con acento teñido de envidia: “buen comienzo, ¡ha
tenido suerte!”, no piensan que todo comienzo ha estado siempre precedido y es
el resultado de veinte comienzos desconocidos” sentenció contundente Baudelaire
y es, asumiendo este discurso (adaptándolo, también), una de las formas como
los grupos de jóvenes se alistan al combate literario. Esta percepción también
puede relacionarse con el comienzo de un grupillo de jóvenes escritores
denominados como Los hermanos K.,
todos ellos estudiantes universitarios de la UNASAM.
Resulta importante precisar el
contexto en el que se adscribe la revista, el grupo y las características de
esta última.
A) La revista aparece dentro de la
esfera y los claustros universitarios, cuyos colaboradores también se mueven en
esta semiósfera.
B) El grupo representa una totalidad contradictoria (para
decirlo como Antonio Cornejo Polar), además buscan asumir su modernidad ligada
a los conceptos estructuralistas de Octavio Paz, cuando el vate mexicano se
refiere a la pasión crítica como un “amor inmoderado, pasional por la crítica y
sus precisos mecanismos de desconstrucción, pero también crítica enamorada de
su objeto, crítica apasionada por aquello mismo que niega”, por eso resulta
sintomático la alusión crítica a cierto grupo de escritores, pero por otro lado
esta insinuación es un enamorarse de
aquello mismo que niegan o rechazan (léanse las presentaciones de dicha
revista). Para Los Hermanos K., la
verdad parece una construcción dialógica que se manifiesta en la dimensión
intersubjetiva de discursos encontrados, sólo a partir de nuestra enunciación
anterior se pueda entender las presentaciones con la que inicia cada número de la
revista. En dicho texto, se manifiesta un locutor personaje (un nosotros,
también) quien se dirige a varios alocutarios invisibilizados, pero representados
por ciertos deícticos, este discurso además manifiesta un constructo de una
retórica argumentativa que subraya la necesidad de profesionalismo del escritor
huarasino, con un cariz sentencioso, irónico y casi lapidario (a veces
pareciera que habla un académico, a veces un corazón apasionado, el locus de enunciación
sería desde un “entrelugar”). Quizás Los Hermanos K. no entienden, todavía,
que todo lo que escriben respecto a sus coetáneos es parte de una totalidad
contradictoria, no distinta de otros contextos (es el spleen de toda época, “determinada”
en todo caso).
C) El grupo surge del rechazo y al mismo tiempo de la admiración
a la denominada “Narrativa huarasina última”, término acuñado por el crítico
literario ancashino Javier Morales Mena
en la revista Kordillera Nº
22, 2007. pp. 6-7., donde el estudioso señala que hay un hipersurgimiento de
nuevas editoriales en provincias y que este es
un fenómeno aún por discutir. En este sentido, los denominados
“Narrativa huarasina última” irrumpen dentro de las propuestas editoriales de
provincia, pero también sobre una tradición fundada en Zavaleta, Colchado,
Yauri y Villafán. Los hermanos K,
sospechan que los escritores de la “Narrativa última huarasina” han ofendido en
muchos aspectos la memoria literaria de la tradición (de los denominados
sarcófagos) y ante aquello, alzan su voz de protesta contra los narradores
últimos. De este modo, se produce una suerte de protesta generacional (si es
que la hay), entre una y otra. El tema de generación es complejo y no merece
reducirlo en estas líneas, queda pendiente.
D) La revista se circunscribe, por
su seriedad y estructura, a la tradición de revistas literarias ancashinas,
pero su compromiso va más allá. No se solazan con una publicación improvisada,
ni creen en hojas plegables o plaquetas, se inscriben en la tradición de revistas
como: Asterisco, Alborada, Ars verba, Marea cultural, Xanta, Casa de
Asterión, etc.
Voy a referirme de modo sucinto
sobre el motivo que convoca esta nota, la publicación de Decadaesencia. Revista de literatura. Nº 03 (Minotauro, 2012). La
revista está dividida en cinco secciones. La primera sección, “Poseía”,
contiene poemas de Alejandro Mautino, Roy Vega, Benggi Bedoya, Ángel palacios y
Edwin Paredes. Me limitaré a hablar sobre los otros poetas y no sobre mí. Roy
Vega Jácome, en “Máscaras sin orificios”, opta por un locutor personaje que se
dirige a un alocutario no representado, donde quiere despertar en aquel una
sensación de compasión: “padezco en el diván las preguntas que rebotan desde el
techo”. El poema plantea una retórica de la naturaleza, donde nos recuerda a Baudelaire
y al poema “correspondances”: “vaste comme la nuit et comme la clarté,/ les
parfums, les couleurs et les sons se répondent”. Tanto en el poema de
Baudelaire y Vega, las isotopías de noche-perfume-claridad-colores-sonidos aluden
a la naturaleza, lo mismo que en Vega, cielorraso-viento-crepúsculo-mar-eclipse-océano-cirros
son formas de percibir materializada a la naturaleza. La diferencia del segundo
respecto del primero es que el locutor
es un hablante que ha perdido el sentido de la vista. Sentado percibe, a través
de los otros sentidos, elementos de la naturaleza y los reelabora en su memoria,
pero no deja de tener un vago recuerdo la experiencia hasta parecer aflictivo
el diálogo fallido, al final del poema. El constructo de la visión en el poema
es desalentador pues, a veces, nos recuerda a Vallejo en este verso de Vega:
“vuelvo sobre mis pasos carentes de edad”, Vallejo diría: “en el rincón aquél
me he sentado a caminar”. Hay de este modo en el poema la incapacidad del diálogo
en un ahora con la naturaleza, por eso el locutor personaje monologa con el
pasado a través de la memoria: “vuelvo sobre mis pasos sobre mi tacto perdido”.
En el poema “Ciudad sumergida”, hay un
diálogo creativo con la mitología judeo-cristiana que parecen confirmarse con la
alusión a la lira y al oboe, a partir de una poesía conversacional que
cuestiona el lugar del “otro” y ejerce un dialogo mutilado con una piedra, pues
solo la historia lo recuerda. En la poesía de Benggi Bedoya Rosales, nos
acercamos a una poética de la corporización de los elementos eróticos: tierra-hombre-semen-caos.
En el poema “Caos” hay un planteamiento sobre lo cíclico, del retorno al caos
del origen de la vida a partir de una retórica argumentativa dividida en tres
momentos: caos-hombre-caos. Donde el hombre es el culpable de aquel caos último
que es también un retorno a lo primitivo. En otro poema, “Dafne (o contra la
poética del cuerpo)” hay un diálogo resemantizado con el mito de Dafne, donde está
también visible lo sexual en la metáfora del himeneo. La poesía de Ángel
Palacios Dextre está inscrita dentro de las estructuras de las poéticas como bricolaje,
es decir a partir de una estructura que ha recopilado fragmentos. Esta forma se
percibe en los diversos estilos de pensamiento en el locutor personaje en el
poema, donde es visible el pensar antitético. En poema “17”, nos habla de la
cotidianidad del amor, de lo gastado; pero en esa misma línea hay la necesidad
por el “otro” (el “vamos” es un indicativo, en el texto que se anticipa como
una metáfora orientacional), al igual que en los otros poetas hay esta idea de
la imposibilidad del diálogo con el “otro” aludido. De este modo, la presencia
de la amada es una ausencia en el poema de Palacios. Por otro lado, sigue aún
siendo visible las huellas de Vallejo y Oquendo de Amat en el vate huarasino.
Edwin Paredes Matías, transita entre la posibilidad del conocimiento de los
recursos poéticos y la instrumentalización de la carencia. Las constantes dudas
estilísticas en “El asesinado”, no permiten dar un paso firme entre uno y otro
verso. En cuanto al tema se reduce a la imposibilidad de dialogar con el otro y
de reconocerse “Soy en tus ojos un hombre asesinado”.
La segunda sección de la revista,
“Ceuntos”, ofrece cuentos de Santiago Nasar (seudónimo de Elías Nieto), Marco
Fernández y Regina Palacios. Santiago Nasar en “Cristhife”, nos ofrece un hilo
argumental parecido a El cisne negro
(película de suspense psicológico, 2010), en el manejo de la narración. El
narrador (sentencioso) nos recuerda al narrador en segunda persona de Aura y La muerte de Artemio Cruz de Carlos Fuentes. Es evidente la huella
del escritor mexicano en el cuento, asimismo la predilección por entrelazar la
historia individual fragmentada como recurso cercano al cine. Marco Fernández
en “Etapas” (cuento cortísimo que nos recuerda al escrito Augusto Monterroso),
simplifica la historia de una relación amorosa en etapas por la que pasa una
historia íntima, que a su vez es una metáfora de la totalidad y la experiencia.
Regina Palacios en “Drosófila”, anuncia una historia con aura policíaca, pero
al final el argumento no parece del todo contundente, lo que si sorprende del relato de
Palacios es su notable manejo del lenguaje, muy trabajado.
La tercera sección, “Enteravista”, está
dedicada a la entrevista. En la revista se ofrece una extensa entrevista al
poeta Rodolfo Hinostroza. La cuarta sección de Decadaesencia, “Tonas”,
ofrece diversos textos críticos sobre publicaciones, artes ficcionales,
ensayos y artículos. Camilo Fernández ofrece una reseña al poemario Breve anatomía de la sombra; Carlos
Yushimito, expone su arte narrativa en “arqueología personal (o una poética
extendida)”; Alejandro Mautino, hace una reseña al libro de Camilo Fernández Sujeto, Metáfora, argumentación; Edwin
Chillce, ofrece un ensayo sobre el tinkuy y el yachay como expresión de la condición quechua en el
poema “Katatay” de Arguedas; Gustavo Tapia, analiza el surrealismo y la
subjetividad en el poeta chimbotano César Quispe, precisamente analiza el libro
Una piedra desplomada y; finalmente,
Regina Palacios, se refiere a la ficción literaria desde su experiencia
literaria. La última sección de la revista es “Grafífotoas”, donde se rinde
homenaje a una de las impulsoras de la literatura infantil en nuestro país,
Rosa Cerna Guardia.
Decadaesencia,
es una publicación que con sus tres números todavía no logra fundamentar sus bases,
pero que anticipa un futuro prometedor de sus integrantes y como revista
propiamente dicha. Es, asimismo, una revista de provocación que tiene por
motivo la profesionalización del escritor huarasino y sobre todo, estos
escritores materializan sus sueños y sus demonios en la página en blanco, muy
difícil de dominar.